Segunda fitna | |||||
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Fecha | 680-692 | ||||
Lugar | Califato Omeya | ||||
Resultado | Victoria califal. | ||||
Beligerantes | |||||
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Comandantes | |||||
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La segunda fitna o segunda guerra civil islámica fue un periodo de desorden político y militar formado por una serie de conflictos que aparentemente no estaban conectados directamente entre sí y que tuvieron lugar en el mundo islámico durante el gobierno de los primeros califas omeyas. La segunda fitna se originó tras la muerte del primer califa omeya Muawiya I en 680 y duró alrededor de doce años. La guerra involucró la supresión de dos retos a la dinastía omeya, el primero por parte de Husáin ibn Ali, así como de sus simpatizantes incluyendo a Solimán ibn Surad y a Mujtar al-Thaqafi quienes se alzaron en armas en Irak en venganza por su muerte, y el segundo por parte de Abd Allah ibn al-Zubayr.
Las raíces de la guerra civil se remontan a la primera fitna. Tras el asesinato del tercer califa Uthmán, la comunidad islámica experimentó su primera guerra civil sobre la cuestión del liderazgo, siendo los principales contendores Alí y Muawiya. Tras el asesinato de Alí en 661 y la abdicación de su sucesor Hasan el mismo año, Muawiya quedó como monarca del califato. El movimiento sin precedentes de Muawiya de postular a su hijo Yazid como su sucesor generó oposición y las tensiones se dispararon tras su muerte. Husáin ibn Ali (hijo de Alí y hermano de Hasan) fue invitado por los simpatizantes de la familia de Alí (los alidas) en la ciudad de Kufa a derrocar a los omeyas, pero fue asesinado con su pequeña compañía mientras se dirigía a Kufa en la batalla de Kerbala en octubre de 680.
El ejército de Yazid asaltó a los rebeldes antigubernamentales en Medina en agosto de 683 y en seguida puso sitio a La Meca, donde Ibn al-Zubayr se había establecido en oposición a Yazid. Tras la muerte de Yazid en noviembre, se dio fin al sitio y la autoridad omeya desapareció del califato excepto en ciertas partes de Siria. Una serie de movimientos proalidas que exigían venganza por la muerte de Husáin surgieron en Kufa, empezando por el movimiento de penitentes de Ibn Surad, que fue aplastado por los omeyas en la batalla de Ayn al-Warda en enero de 685. Kufa fue entonces conquistada por Mujtar al-Thaqafi. Aunque sus tropas vencieron a un inmenso ejército omeya en la batalla de Jazir en agosto de 686, Mujtar y sus simpatizantes fueron masacrados por los zubayritas en abril de 687 tras una serie de batallas.
Otros musulmanes importantes rechazaron el gobierno omeya en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Huseín, incluyendo a Mujtar al-Thaqafi, quien afirmaba representar a otro hijo de Alí, Muhammad ibn al-Hanafiyyah, y también Ibn al-Zubayr, que representaba una alternativa piadosa a ciertas políticas opresivas de los omeya.[1] Yazid tuvo que hacer frente a la revuelta de Ibn al-Zubayr, que era hijo de un antiguo compañero del profeta, Zubayr ibn al-Awwam, e hijo de Asma bin Abu Bakr (hija a su vez del primer califa, Abu Bakr, y medio hermana de Aisha, tercera mujer de Mahoma). Ibn al-Zubayr fue el primer musulmán en nacer en Medina tras la héjira. La rebelión de al-Zubayr fue vista por muchos como un intento de volver a los valores originarios de la primera comunidad islámica y su levantamiento fue bienvenido por algunos grupos disconformes con el régimen omeya por distintos motivos. El gobierno omeya se debilitó aún más tras la súbita muerte de Yazid y el ascenso al trono de su hijo, el enfermizo e incompetente Muawiya II, quien gobernó apenas por unos meses en 683, y al morir al poco tiempo sin descendientes puso fin a la dinastía sufiánida, así como a las campañas militares contra al-Zubayr.[2]
La autoridad omeya fuera de Siria ya había empezado a disolverse, pero entonces desapareció casi completamente,[3] permitiendo el surgimiento de varios candidatos al título califal, tanto omeyas y como no omeyas.[3][2] De estos, destacaron cuatro: al-Zubayr, quien tras la muerte de Yazid gobernaba ya desde La Meca; Al-Dahhak ibn Qays al-Fihri, un omeya que había servido bajo Muawiya y Yazid como jefe de seguridad; Hasán ibn Malik ibn Bahdal, primo de Yazid y gobernador omeya de Palestina y Jordania durante los reinados de Muawiya I y Yazid I; y Al-Ashdaq, otro príncipe omeya que había sido gobernador de Medina durante el reino de Yazid.[2]
Mientras la facción dirigida por Al-Dahhak ibn Qays al-Fihri había decidido apoyar la elección de Ibn al-Zubayr como califa, la encabezada por Ibn Bahdal proclamó a comienzos del verano de 684 a Marwán ibn al-Hákam califa en al-Jabiya, cerca de Damasco.[2] Tras la victoria en March Ráhit, Marwán consolidó su posición casándose con Fajita ibn Abi Hashim, la viuda de Yazid I, jurando que el hijo de este, Jalid ibn Yazid, sería su sucesor.[1] Una vez fue elegido califa, sin embargo, nombró a su hijo Abd al-Málik heredero al califato. Tras derrotar luego a Musab ibn al-Zubayr, el hermano de Abd Allah ibn al-Zubayr, envió a su general Ubayd Allah ibn Ziyad a conquistar Irak. Marwán murió en 685, según algunas versiones asesinado por su esposa Fajita,[1] antes de que Irak fuera conquistado. Le sucedió en el trono su hijo, Abd al-Málik.[2] La mayoría de provincias reconocían a Ibn al-Zubayr como califa.
A Marwán le sucedió su hijo Abd al-Málik. Durante su gobierno, la guerra civil se intensificó. Ibn al-Zubayr fue aislado en las regiones de Tihamah e Hiyaz, donde los jariyíes establecieron un Estado independiente en Arabia central en 684. Otros levantamientos jariyíes siguieron en Irak e Irán, mientras que los chiíes se rebelaron en Kufa mandados por Mujtar al-Thaqafi para vengar la muerte de Husáin y para promover al título califal a otro de los hijos de Alí, Muhammad ibn al-Hanafiya. Tras derrotar a sus rivales sirios, en particular a Al-Ashdaq y llevar a cabo campañas militares en Irak y en el norte de Mesopotamia, al-Málik finalmente envió un ejército contra La Meca en 691, desde donde al-Zubair gobernaba como califa rival. El ejército sirio se impuso al enemigo, restableciendo la autoridad omeya en la zona: tras poner sitio durante seis meses a La Meca en 692, Al-Hayyach ibn Yúsuf, general de confianza del califa omeya y futuro gobernador de Irak, pudo por fin derrotar y matar a Ibn al-Zubayr en 692, acabando así con este período de excepcionales turbulencias.[1][2]
Si bien al-Málik fue proclamado califa en 685, fue probablemente solo con la muerte de al-Zubayr en 692 que fue reconocido generalmente como tal. El sitio de La Meca, que duró alrededor de seis meses, incluyó bombardeos con catapultas y el corte del abastecimiento de la ciudad, y generó un incendio que destruyó parte de la Kaaba.[2] Estos daños reforzaron las críticas en contra de los omeyas, a los que se tildó de usurpadores irreligiosos del poder. Por su parte, Abd al-Málik dio inicio al proceso que hizo del árabe la lengua franca del imperio y construyó la Cúpula de la Roca en Jerusalén.[1] Durante su reinado, la política vagamente federal y altamente ideológica de los primeros califas dio paso a un estado burocrático basado en las tierras, que experimentaría una nueva fase de expansión imperial que incluyó el intento de conquista de Constantinopla en 716/717. Aquneu el califato omeya estuvo a punto de desaparecer con la muerte de Muawiya, la familia conservó el poder: a al-Málik le sucedieron cuatro de sus hijos, tres de sus nietos y dos de sus sobrinos, y las instituciones e ideas militares, administrativas e ideológicas que pusieron en práctica sobrevivieron varios siglos.[2]
Abd al-Málik hizo reformas claves en la estructura administrativa del califato, incluyendo aumentar el poder califal, reestructurar el ejército y arabizar e islamizar la burocracia. Los acontecimientos de la segunda fitna intensificaron las tendencias sectarias en el islam y varias doctrinas se desarrollaron en lo que luego vendrían a ser las denominaciones suníes y chiíes del islam.
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